¿Cuál es el origen de la palabra delfín?

Ya hemos hablado de cómo se cree que los delfines llegaron a las aguas, pero su nombre ¿de dónde viene? Según la RAE se define como cetáceo piscívoro, de dos y medio a tres metros de largo, negro por encima, blanquecino por debajo, de cabeza voluminosa, ojos pequeños y pestañosos, boca muy grande, dientes cónicos en ambas mandíbulas, hocico delgado y agudo, y una sola abertura nasal. Vive en los mares templados y tropicales.

También es un término acuñado en la realeza francesa para referirse al heredero al trono y nada tiene que ver el título con el simpático animalito que conocemos ya que ambos términos provienen de orígenes distintos. En el caso de los llamados a suceder al monarca francés, el término procede de Dauphiné, una antigua provincia situada en el sureste de Francia y que pertenecía al conde Humberto II de Viena. Este vendió el condado a Felipe VI de Francia en 1349 poniéndole como condición que el heredero al trono francés debería ostentar independientemente el título de Dauphin (Delfín). Y así fue a lo largo de cinco siglos hasta que estalló la Revolución Francesa y el país se convirtió en una república. En la actualidad, el término delfín también se utiliza para referirnos a la persona designada para suceder a otra en un cargo (habitualmente político).

Etimológicamente la palabra delfín viene del griego δελφίς, a través del latín delphinus. La palabra griega δελφίς (delphis) viene de δελφύς (delphys) que significa vientre. Fue llamado así pues, igual que todos los mamíferos y en oposición de los peces, que nace del vientre materno.

Según el etimólogo del griego, Pierre Chantraine, la palabra δελφίς en griego no significa exactamente vientre, sino matriz de una hembra y también cría y se aplica especialmente a las crías de cerditos. Según Chantraine el vocablo δελφίς significa cría o pequeño cerdito de mar.

Juan Rof Carballo (médico y ensayista español, padre de la medicina psicosomática y miembro​ de la Real Academia Española), en “Diálogo con el delfín” (1963), menciona que Karl Kerenyi, erudito húngaro en filología clásica y uno de los fundadores de los modernos estudios sobre mitología griega, hace proceder el nombre del delfín del griego δελρισ (matriz)  y de αδελροσ (uterino, hermano de sangre). Así Delphin, animal-útero del mar, se opondría a Delphas, al cerdo que es sacrificado a los dioses. (C. G. Jung y C. Kerényi: Introduction to a Science of Mythology).

El pintor simbolista, Carlos Schwabe, no coincidía con este concepto. Pensaba en el delfín como símbolo del sol, de la resurrección y de la vida que se opone al cerdo; símbolo de la luna, tragada por los abismos. Pero cualquiera que sea la interpretación que se adopta, parece que el delfín ha simbolizado para los hombres dos cosas: renacimiento en el momento mismo en el que se arriesga la muerte y comunicación entre elementos heterogéneos.

Desde la antigüedad el delfín es símbolo de esta metamorfosis creadora que permite volver a nacer en el momento mismo en que se está a punto de morir. La alegría con que el delfín se lanza desde el elemento oscuro y misterioso  del océano (expresión de lo femenino y de la muerte) hacia el aire (expresión de lo masculino y espiritual), le hizo símbolo de renacimiento, de resurrección, pues como una aguja, cose con sus brincos los dos elementos, agua y aire, los pone en comunicación.

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