Preludio a la esperanza que nace en Miami

Tras el retiro de Don Shula, la afición de Miami ha visto llegar y salir a un gran número de entrenadores. La lista empieza con Jimmy Johnson, Dave Wannstedt, Jim Bates (Interino), Nick Saban, Cam Cameron, Tony Sparano, Todd Bowles (Interino), Joe Philbin, Dan Campbell (Interino), Adam Gase, Brian Flores, hasta terminar con el actual entrenador en jefe de los Dolphins, Mike McDaniel.

Esta historia ha sido de tiempos obscuros para los Miami Dolphins, empezando por lo que lucía como un proyecto a prueba de fallos, ya que Jimmy Johnson venía de haber sido triunfador llevando las riendas de los legendarios Dallas Cowboys de Troy Eikman. Sin embargo sus planes en Miami implicaban una reconstrucción a partir del Draft, donde Johnson pretendía formar una defensa de época, que apoyará a Dan Marino para conquistar el ansiado campeonato. Todo esto terminó mal, pues el entrenador poco a poco fue perdiendo la energía que lo caracterizaba, las lesiones acabaron con Marino y ambos abandonaron sin cumplir el sueño. Dicho sea de paso, Jimmy Johnson ha sido el último entrenador en jefe de los Dolphins que tomó el mando con experiencia en el puesto.

El equipo promovió al bigotón coordinador defensivo Dave Wannstedt como entrenador en jefe bajo la idea de buscar aprovechar el talento defensivo que había reunido Johnson y armar una ofensiva suficientemente efectiva para no perder los partidos. Con tan mediocres principios y ante la carencia de fundamentos ofensivos, la franquicia quiso traer un hombre sobre el cual poner toda la ofensa y así en un mega canje, trajeron a Ricky Williams, quien era un tremendo corredor, pero nunca tuvo el talento alrededor para ganar partidos importantes. Cuando las drogas secuestraron al estelar corredor, se exhibió la nulidad ofensiva de los Dolphins y con ello, se dio la penosa salida del entrenador en jefe. Wannstedt pasará a la historia como el entrenador de los Dolphins que no reclutó en seis rondas a Tom Brady.

Jim Bates tomó de manera interina el mando de los Dolphins, poniendo todo su empeño en ignorar las carencias y crear un equipo aguerrido, con épicas demostraciones, dispuesto a vender caras las derrotas. A mi parecer, Bates merecía seguir a cargo del equipo, pero nunca recibió la oportunidad.

Miami se concentró en convencer al exitoso entrenador colegial de LSU, Nick Saban para que diese rumbo a unos Dolphins que se encontraban entre los peores de la liga. Saban optó por modificar los sistemas defensivos y armar una ofensiva entorno de un mariscal de campo con experiencia, acobijado con un buen ataque terrestre y alas cerradas muy capaces. Sin embargo, Saban y sus asesores fallaron miserablemente al escoger a Daunte Culpepper sobre Drew Brees y no escoger un mariscal de campo en el Draft, pasando de tomar a Aaron Rodgers. Sin un mariscal adecuado, con el orgullo maltratado al no poder cumplir las promesas hechas al llegar a Miami y con la frustración de estar limitado por las reglas y situaciones de la NFL, el gran Nick Saban optó por huir de vuelta al nivel colegial en Alabama, pese a haber negado los reportes al respecto múltiples veces. Esto rompió el corazón del dueño del equipo, Wayne Huizenga quien asumió que nunca más vería triunfantes a sus amados Dolphins.

La estrepitosa salida de Saban causó un caos que golpeó por años a los Miami Dolphins al no poder ofrecer un entorno estable, carecer de talento ofensivo y originando un periodo de transición en lo que se concretaba la venta del equipo a Stephen Ross. Desde entonces, varios entrenadores reconocidos rechazaron diversas ofertas para dirigir en el Sur de la Florida, incluyendo nombres como Bill Cowher, Rex Ryan y Jeff Fisher.

Al no poder atraer a un entrenador. Miami optó por dar su primera oportunidad a coordinadores ofensivos que prometían desarrollar una ofensiva adecuada, incluyendo madurar algún proyecto de mariscal para la franquicia. El caso más representativo fue Cam Cameron, quien llegó tras trabajar con los Chargers en una ofensiva muy explosiva, pero sin experiencia alguna en el puesto de entrenador en jefe. Sin embargo, la desdichada situación de Miami hacía poco atractiva la franquicia para los agentes libres y pese a ofertar grandes sumas, se falló en integrar talento al roster. La línea ofensiva era lamentable y el cuerpo de receptores era cuestionable por decir lo menos, pero el colmo de males fue el grupo de mariscales que reunió, incluyendo al novato John Beck, quien mostraba una de las más pobres técnicas para lanzar balones, sin control ni potencia. Dado que los ajustes defensivos fueron nuevamente mayores, la nueva defensa carecía de calidad e identidad. Como resultado del experimento con Cameron, Miami sólo obtuvo una agónica victoria contra quince descalabros, por lo que decidió cortar al entrenador al término de la temporada.

La franquicia estaba desesperada, pero convencida de que lo de Cameron era la excepción a la regla y tras ser rechazados por varios candidatos, optaron por traer un experto en líneas ofensivas para revertir el caos creado durante año anterior. Este nuevo intento por reconstruir la franquicia sería supervisado por Bill Parcells, quien recomendó al tremendo Tony Sparano.

Sparano llegó y de inmediato creo cambios mayores en los esquemas ofensivos y defensivos. Estos nuevos esquemas no funcionaron adecuadamente al inicio del proyecto, alargando la frustración entre la afición cetácea. Pero llegó aquella tarde en Foxborough donde emergió la ofensiva del gato salvaje. En un desesperado intento por improvisar algo diferente, los Dolphins se robaron una parte del playbook de los Razorbacks, quienes habían retomado viejos esquemas de los 50’s alineando dos corredores sin mariscal de campo y creando un caos en las defensivas.

La Wildcat rescató la temporada de los Dolphins del coach Sparano, pero pronto los oponentes encontraron el antídoto, borrando las tardes de éxito de la ofensiva de Miami, eliminando tempranamente en playoffs y perdiendo efectividad en el futuro. Chad Henne, el joven mariscal proyecto de Sparano resultó inflexible para adecuar su estilo de juego en la NFL y pese a que tuvo sus destellos. jamás alcanzó a mostrarse como el mariscal que debía ser.

Tras dos frustrantes temporadas, y tras la salida de Parcells, aún sin haber despedido a Sparano, el dueño del equipo quiso convencer a su amigo Jim Harbaugh de tomar el mando de los Dolphins. Al filtrarse esta información, Harbaugh se deslindó, dejando muy mal parado a la organización y creando una tensa relación con el entrenador.

Esto se reflejó unos meses después, orillando a la destitución a media temporada de Sparano y llevando a que Todd Bowles, coordinador defensivo, asumiera el mando de manera interina. Los Dolphins competían, pero no había creatividad ofensiva, la defensa buscaba no entregarse y hubo tardes entretenidas, ganando dos de tres partidos. Al igual que Bates, Bowles no recibió la oportunidad merecida en Miami y se vino un reinicio más.

Esta vez Miami buscó a Jeff Fisher, quien de mala gana aceptó entrevistarse con los Dolphins, creo la expectativa de que aceptaría el puesto, pero finalmente rechazar la oferta. Sin Fisher, la franquicia volvió a caer en desesperación y recurrieron nuevamente a ir por otro coordinador ofensivo sin experiencia como entrenador en jefe. Esta vez, además de carecer de experiencia en el puesto, era fuertemente cuestionado respecto a poder diseñar y manejar una ofensiva.

Para colmo, en medio de una tragedia familiar por la muerte de su hijo, Joe Philbin tomó las riendas de los Miami Dolphins con el menor poder que jamás haya tenido un entrenador en jefe. La elección de su proyecto de mariscal había sido tomada momentos después de contratarlo, cuando trajeron como coordinador ofensivo al entrenador de Ryan Tannehill. Philbin venía de lidiar con el veterano Aaron Rodgers y claramente no le gustaba la idea de lidiar con el desarrollo del joven Tannehill. Las elevadas expectativas, la falta de paciencia y los diversos cambios de coordinadores ofensivos trajeron un caos y un rompimiento interno entre el entrenador y su mariscal.

Conforme pasaron las temporadas y no se accedía a post-temporada, los tomadores de decisiones, la afición, los entrenadores y hasta los jugadores estaban divididos entre quienes apoyaban a Tannehill y quienes exigían un nuevo pasador. La falta de efectividad de la línea ofensiva de los Dolphins se volvió cada vez más evidente, ocasionando una insoportable situación en Miami. Ross volvió a involucrar a Jim Harbaugh, esta ocasión manejado de mejor manera, anunciando que se trataba de una charla de negocios, pero creando una tóxica situación en Miami.

Joe Philbin optó por abandonar a los Dolphins tras los primeros descalabros, señalando que le estaban imponiendo jugadores y cayendo en declaraciones que dejaron mal parada a la franquicia. A la salida de Philbin, el fornido Dan Campbell tomo interinamente el mando de los Dolphins y creo una identidad muy interesante en el equipo, que se mostró combativo y atrevido, ganando cinco de doce partidos. Pese al cambio de mentalidad mostrado, Campbell no se quedó como entrenador en jefe y en su lugar los Dolphins insistieron con varios candidatos quienes abiertamente rechazaron la oferta o firmaron en otros equipos.

La opción en esta ocasión volvería a ser un coordinador ofensivo, uno que lucía prometedor pues había ganado un Super Bowl con Peyton Manning y había mostrado buenas cosas adecuando el juego de Jay Cutler.

Gase intentó adecuar algunos conceptos ofensivos en Miami, volviéndose una ofensiva basada en pases y dejando muy en segundo plano el juego terrestre. Además de ello, depositó toda la responsabilidad de la defensa en Vance Joseph.

Las cosas no funcionaban con la ofensiva de Miami, los cuestionamientos empezaron y tras una charla con los jugadores, acordaron ajustes en la ofensiva que apoyarían el juego terrestre, causando un mejor desempeño. La terrible lesión de Tannehill trajo un sabor mixto, pues lucía como la oportunidad de Matt Moore, a costa del hasta entonces titular. Moore funcionó, llevando a los Dolphins a post-temporada, sin éxito en el partido en Pittsburgh.

A partir de entonces, todo se puso cuesta arriba para Adam Gase. Vance Joseph partió como entrenador en jefe de los Broncos, dejando a Matt Burke a cargo de la defensa, la cual se volvió muy agresiva, pero arriesgando y cediendo grandes jugadas semana a semana. La lesión de Tannehill no recibió el tratamiento adecuado, causando un año fuera para el mariscal y haciendo que Miami tuviera que improvisar y sacar del retiro a Jay Cutler, amigo del coach Gase. Entre las dudas respecto a la salud de Tannehill, la apatía de Cutler y la disfuncionalidad ofensiva encendieron las alarmas en Miami, en una temporada perdida que poco aportó a la franquicia.

La siguiente temporada, los Dolphins empezaron de forma explosiva, ganando con claridad sus primeros juegos, pero las lesiones en los receptores crearon un caos completo y pese al Milagro en Miami, al final de temporada se dio el final de una época con la salida de Ryan Tannehill, Cameron Wake y el mismo coach Adam Gase.

El fracaso de Adam Gase trajo muchos cambios de enfoque en la organización. Era claro que volver a intentar traer un genio ofensivo para guiar a Tannehill no sonaba como algo prudente y el destino de los Dolphins requería una reconstrucción total. Pocos aceptarían arriesgar el prestigio en semejante misión, donde se buscaría acumular selecciones en el Draft y terminar contratos innecesarios para no estorbar la reconstrucción del equipo. Además, los Dolphins estarían volviéndose un destino poco deseable para los agentes libres y con ello se perdería mucha calidad en el roster.

El valiente que optó por tomar el mando de los Dolphins fue Brian Flores, quien llegaba a Miami tras ganar un anillo de Super Bowl como coordinador defensivo de los Patriots. Flores impuso una filosofía de trabajo y un estilo de defensa muy peculiares y pese a dejar ir al mariscal, al tackle ofensivo, al cazamariscales y al tackle defensivo estelares, logró ganar cinco juegos cuando todos apostaban por que Miami no obtendría un solo triunfo, en especial con un roster inexperimentado, en medio de una pandemia y con el experimentado Ryan Fitzpatrick como líder.

El siguiente año, los Dolphins tuvieron el mayor capital de Draft de su historia y reclutaron a piezas claves del roster actual, como el pasador Tua Tagovailoa. La situación de Tua con la tremenda lesión que puso fin temprano a su paso por el nivel colegial, complicó muchas cosas para Brian Flores, quien buscaría desesperadamente opciones a Tua, empezando por priorizar a Fitzpatrick. Sin embargo las presiones del dueño y los aficionados, llevaron al debut de Tua, bajo un cobijo tal que parecía andar en bicicleta con rueditas. Para su segundo año, la lesión al mariscal ocasionada por la pésima protección de una endeble línea ofensiva ocasionó que los Dolphins tuvieran problemas para adecuar la ofensa y Brian Flores se frustró con el proyecto, ocasionando que el dueño empezara una serie de actos cuestionables tratando de hacerse de un mariscal. Así, tras discusiones con su mariscal, crear una situación tóxica en el roster y causar un caos en la comunicación interna, Brian Flores fue despedido tras la temporada 2021.

Hasta este punto, puede entenderse que los Miami Dolphins han fracasado miserablemente al seleccionar a un entrenador en jefe desde hace 25 años. La oficina frontal del equipo lo entendía y usaría una fórmula diferente, bajo la premisa de no era empezar una reconstrucción desde cero. De preferencia, se buscaba a un nuevo entrenador que pudiese dar continuidad a los excelentes conceptos defensivos desarrollados por Flores, pero que no ignorase el resto del equipo y reconstruyera la ofensiva, buscando aprovechar la importante inversión de capital de draft existente. Es decir, se necesitaba de alguien capaz de sacar lo mejor de chicos como Tua Tagovailoa, Mike Gesicki, Jaylen Waddle, Austin Jackson o Liam Eichenberg, por citar algunos. Otro de los requisitos es que fuese alguien capaz de adecuar sus conceptos a los jugadores de Miami y no al revés, pues eso implicaría un extenso proceso de adaptación.

Pocos candidatos cubrían los requisitos y pese a que al principio no parecía el candidato más adecuado, cada día luce más atinada la elección del coach Mike McDaniel.

En la próxima entrega estaremos explorando las razones para creer en el proyecto de Mike McDaniel con los Miami Dolphins.

FinsUp!

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